jueves, 22 de julio de 2010

Déficit Atencional con Hipoactividad: “Mi hijo está en la luna, no chista ni molesta”


Se caracteriza por situaciones como esta:

1. Pierden el rumbo de la tarea: el niño con TDA con hiperactividad pierde la concentración de forma muy notoria (moviéndose, saltando, etc.) El niño sin hiperactividad, en cambio, lo hace pasivamente y sin llamar la atención de sus maestros, pues pareciera estar “en otro mundo”, con la mirada perdida, su tranquilidad les hace flotar por largos períodos no captando la información contenida en la explicación del profesor.

2. Presentan patrones de pensamiento indefinidos. Para estos muchachos, es fácil perder detalles esenciales de la información obtenida por lo que la procesan de forma desordenada. Puede se que mezclen los pasos de un proceso que deben ser seguidos en cierto orden. Lo que se ha aprendido no aparece en su “pantalla mental” cuando lo necesitan. Su memoria es dispersa: esto les impide realizar un conjunto de actividades que requiera una tarea.

3. Cambios de primeras impresiones: los niños con déficit atencional tienden a alterar la información que reciben (por ejemplo, la maestra escribe un 2 en la pizarra y ellos ven un 5). Es por esto que, puede borrar cambiar todo lo que realiza, ya que lo que ve y lo que escucha no siempre es procesado junto.

4. Posse un tiempo cognitivo lento: El procesamiento de la información es lento y generalmente no logran hacer frente a las presiones de tiempo. Cuando se les solicita que realicen algo en un tiempo corto y determinado pasan largos periodos tratando de encontrar información sin encontrar resultados. No reacciona de inmediato. Entonces el trabajo escolar les consume mucho esfuerzo les agota rápidamente.

5. Tienen problemas para describir: Al poseer un “tiempo mental” más lento, no retienen o no logran recordar conceptos para describir situaciones, ya que necesitan un periodo mas largo para poder identificar cuál es la información necesaria. Pueden dar grandes sorpresas de eficiencia cuando se les otorga un plazo de tiempo más largo para elaborar sus respuestas.

6. Repeticiones orales: Es común en estos niños que cada vez que reciben una instrucción la repitan en forma oral, para poder fijar los detalles específicos de lo que están escuchando. Importante Al igual que los niños con Déficit de Atención con Hiperactividad, estos niños de tipo pasivo deben recibir apoyo. Es muy importante tener claro que esto no es una enfermedad, sino una condición de la persona con la que se puede aprender a vivir. Lo importante es desarrollar un programa de apoyo y estimulación que le permita a un niño desarrollar recursos personales para hacerle frente a sus necesidades especiales.

NIÑOS QUE VIVEN
EN LA LUNA

Se les acusa de vivir en la luna, de ser seres pasivos, tranquilos, tanto que pueden pasar inadvertidos ante los ojos de sus profesores. Menores que no llaman la atención, que no se portan mal, pero que con la mirada siempre perdida y su mente a años luz de lo que ocurre en su entorno, están lejos de poder obedecer y seguir las instrucciones que se les plantean.

Ésas son algunas de las características de los niños hipoactivos. Menores que lejos de captar la atención por sus maldades o su inquietud, parecen no manifestarse, no comprender o, en ocasiones, no querer participar de lo que hay a su alrededor. Niños, ante los cuales los padres deben estar atentos, porque su pasividad puede esconder algún problema que requiera de ayuda médica.

Niños "En Otra"
En tiempos en donde los niños inquietos y los tratamientos para calmarlos e incorporarlos con normalidad a su rutina, son el pan de cada día, los menores tranquilos parecen ser un regalo. Un regalo, porque no molestan, no requieren de tanto tiempo como los demás, porque pasan casi inadvertidos. Sin embargo, estas actitudes pueden esconder un problema mayor que se debe tratar.

Es así como diametralmente distintos la hiperactividad, la pasividad puede ser también un síntoma de déficit atencional. Esto, porque según estudios internacionales, no todos los menores que presentan este mal suelen manifestarlo con hiperactividad, ya que se estima que un 50% lo presenta a través de la falta de motivación para realizar sus actividades.

Así lo afirma el neurólogo infantil del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Yuri Dragnic, quien sostiene que “dentro del déficit atencional se describen dos subtipos: el hiperactivo impulsivo, que suele ser más fácilmente reconocido, y aquel llamado inactivo o hipoactivo en el cual el bajo nivel de actividad asociado a una labilidad atencional manifiesta pueden ser los síntomas que llamen la atención de padres o profesores de los menores afectados”.

El profesional advierte que este subtipo suele ser menos diagnosticado al no ser reconocido oportunamente. Asimismo, es un síntoma que se manifiesta con mayor frecuencia en las niñitas.

De acuerdo al especialista, un elemento clave es diferenciar si la hipoactividad es adquirida, es decir, aquel menor que en forma súbita o progresiva disminuye su nivel de actividad, porque puede esconder otras causas, y en ese caso “resulta imprescindible la consulta con su pediatra para descartar causas médicas que requieran un diagnóstico o tratamiento oportuno” o es una hipoactividad que arrastra desde hace mucho tiempo”.

“La Expresión de Otras Enfermedades”
No obstante, el neurólogo afirma que lo importante es que los padres no se alarmen ante signos de inactividad, ya que se deben estudiar muy bien, las causas, el origen, desde cuándo y en qué ocasiones se presenta.

Opinión coincidente manifiesta la psiquiatra del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Muriel Halpern, “pueden ser niños de temperamento más tranquilo, no necesariamente se debe clasificar en patología. Por lo mismo, si se va a evaluar cuáles son las conductas y actitudes que presenta, debe hacerse en diferentes contextos para ver si es algo estable en el tiempo o se da en algunos contextos en particular”.

Respecto a los tratamientos ante la presencia de hipoactividad, el neurólogo indica que “en primer lugar se requiere descartar la presencia de otros factores que puedan ser responsables de que un niño sea hipoactivo. Por ejemplo, se debe evaluar la audición, visión, nivel cognitivo, condición neurológica integral, además, de evaluación pediátrica general”.

Por último, Dragnic sentencia “si el diagnóstico final es un déficit atencional inactivo o hipoactivo, se debe plantear una prueba terapéutica con metilfenidato. Además, de corregir aquellos otros factores que de esta condición pudieran presentarse”.


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